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Momo hablaba animadamente con Jordan mientras éste le seguía la platica. Después de todo, estar parado en la reja o sentado esperando nada, es aburrido, y la japonesa saca charlas divertidas y tan random que no podías evitar una carcajada, o muchas.
- ¿Oh, y recuerdas el día? - Jordan preguntaba mientras reía por la cara de enojo de la chica.
- ¿Y cómo no? Por la estupida perra esa ya no puedo entrar... - cuando Jordan la miró con ceja alzada le contestó específicamente - Diecisiete de enero del año pasado vine a sacar a Jeongyeon de aquí y eran como las once de la mañana - le explicó recibiendo una carcajada por parte del guardia.
- Ese día fue uno de los más divertidos de esta preparatoria... si quitamos el día que un viejo de más de cuarenta y canoso vino y reclamó a una joven de diecisiete como su novia - otra carcajada - Ese día la joven fue expulsada por patear al viejo en su virilidad, pero fue tan cómico que apareció otro señor mayor y le dijo que por qué reclamaban a su novia - recordaba tantas anécdotas de esa preparatoria. Momo rió por la imagen que vino a su cabeza.
- Ay, todavía recuerdo a la regalada que osó poner un dedo encima mío - se paraba recta mientras ponía una mano en su pecho - Tan regalada que le regalé un jodido golpe - dijo otra vez recibiendo risas del hombre.
Recuerdo de Momo:
La japonésa de dieciséis años llegaba con el pecho en alto y un rostro inexpresivo entrando siendo bienvenida por un cansado hombre, Jordan, el cual llevaba trabajando apenas un mes allí.
Jeongyeon le había pedido que la sacara para ir a comer algo junto a Jihyo, que la japonesa no se negó para nada y aceptó con gusto escapar de su propia preparatoria e ir a la de la coreana de ahora diecisiete años.
Entró siendo recibida por murmuros por todos lados, de parte de estudiantes hormonales y estupidos para gusto de Momo. Sin prestarles atención, caminó por donde pensaba que era el penúltimo grado.
Tan decidida a su destino de ser responsable y educada que apenas escuchó un murmuró sobre ella.
- ¿Cuanto sería una noche con ella? - murmuraba un chico a una chica probablemente su amiga.
-¡Ja! ¿Un dólar? Preguntáselo, sí alcanza con lo de tu almuerzo - le respondía siendo seguido por carcajadas.
- ¿Un dólar? Es mucho, tal vez unos centavos - ¿y por qué decían todo eso? Por la falda corta y subida de la japonesa.
A Momo le gustaba ponerse la falda hasta un poco más arriba de la cintura y que llegase a unos... ¿siete? Sí, unos siete centímetros abajo de su trasero. Y no, no era porque llamar la atención o algo, sólo le gustaba y ya.
- Idiota, ahorita sin dinero se lanza - comentaba la chica y Momo se volteó a mirarla.
- Bonita, una noche conmigo no la pagas ni con tu vida - le sonrió y se fue por donde estaba decidida ir - Y eso que sin acostarse, eh - dijo en voz alta mientras ya se desaparecía de la vista de ambos idiotas y en minutos encontraba el penúltimo grado donde Jeongyeon le envió un mensaje que estaría.
Fue cuestión de minutos para que Yoo saliera esa horrible tortura llamada clases y agradeciera a la japonesa por sacarla.
Así que ambas ahora caminaban ya directamente a la salida donde Jeongyeon la estaba guiando, ya que a la japonesa se le olvidó el camino.
Y también fue cuestión de minutos para que la chica la tomara del cuello de la camisa y estanpara a la japonesa contra la pared, haciéndola marear un poco por el impacto que tuvo su cabeza con el cemento.
- ¿Qué me dijiste hace un rato, maldita perra? - la volvía a estrellar contra la pared mientras decía tan cerca de su rostro que a Momo le dió nauseas.
- Oh... ¿Tanto lastime tu ego que estás aquí como idiota? - la japonesa se las arregló para sonreír con el dolor de cabeza que tenía.
Jeongyeon la intentaba ayudar queriendo jalar a la chica pero el chico de antes la paró en seco iniciando otra pelea entre ambos.
- ¿A sí, idiota? - la chica lanzó el primer golpe al rostro de la japonesa teniéndola un poco aturdida y por lo mismo aprovechó para golpear el abdomen. A lo último, Momo se enojó.
Podían golpear su cara, sus piernas, brazos o lo demás, pero su abdomen, no. Tanto que lo cuidaba como para que una idiota le venga y le ponga moretones en sus abdominales.
- Ah, no, maldita imbesil - a la chica la tomó de desprevenida una patada en su parte íntima que la hizo arrodillarse - De que no tenemos pene, pero sigue siendo parte de tu cuerpo, y sé que duele - y no pregunten cómo lo sabe, ya lo pueden suponer.
Pero el chico al ver a su compañera en el suelo se zafó de Jeongyeon para sin pensarlo enterrar su puño en el abdomen de la japonesa, enojandola más.
- Tú sí tienes pene, imbesil - y esta vez no supo de quién vino un 'Ooo' doloroso. El tumulto de jóvenes alrededor eran tanto hombres como mujeres, todos pudieron ver el gran dolor del chico con lagrima contenida.
Pero no le duró tanto el enojo hacia el chico arrodillado, ya que otro más robusto y obviamente más ejercitado llegó tomando a la japonesa del cuello de la camisa y estampandola contra la pared donde dejó aturdida a Momo pero igual lo miró con el ceño fruncido.
- ¿Si sabes, maldita perra, que acabas de golpear a mi hermano? - decía el chico probablemente de último año. Momo lo miró más enojada a él.
- ¿Y a ti qué? - misma pregunta de la que después recibió un puñetazo en su abdomen. Perdió el aliento y luego habló - ¿Pueden dejar mi abdomen en paz? La cara está más disponible, si preguntan - el comentario solo extrañó un poco a los presentes.
Momo se puso recta ignorando los tirones que tuvo su cadera por estirar su abdomen. Miró directamente al chico que la miraba con burla simplemente.
- ¿Puedes agacharte? - pidió con una sonrisa y el chico lo hizo en manera de burla... y espero que también se haya desmayado de burla.
Porque ni Jeongyeon supo cómo Momo tomó al chico de la camisa y le daba un gran golpe que sonó sordo y pudo escuchar algo romperse. Justo un golpe en la sien. Tampoco supo cómo era que el chico no se volvió a levantar después que cayó hacía atrás.
Y después fue tanto el silencio, que Momo miró al chico preocupada de hacerle algo grave en la cabeza pero éste sólo estaba inconsciente y la japonesa tampoco es cómo si supiera que pasa dentro de su cerebro por ahí.
Tanto silencio que Momo lo movió con un pie un poco, pero no, estaba inconsciente, Momo simplemente lo había noqueado de un golpe.
- Hey. Me metes en problemas por tu bromita. Levántate imbesil - susurraba la japonesa todavía moviendo con la punta de su zapato al chico.
Jeongyeon miró un rato más, tapó su rostro para que nadie viera su risa pero aún así se escuchó lo ahogado y se vio su movimiento de hombros por la risa.
- Me meteré en problemas, idiota - le decía la japonesa cuando la vio en estado todo risueño. Jeongyeon rió aún más.
Momo se confundió tanto cuando Jeongyeon miró detrás de ella y había parado su risa abruptamente, así que se giró y delante de ella estaba una seria mujer mirándola.
- ¿Y usted qué? - escucho un susurro de Jeongyeon que le decía que era la directora - Oh. Le traje un... un... un inconsciente. Mire - hacía señas con sus manos, apuntando al chico en el suelo. Varias señas que luego paró, viendo que la mujer solo daba indicaciones que lo llevaran a la enfermería, y la vio tan seria que Momo pensó en ni siquiera volver a esa preparatoria - ¿Quiere una foto? Pal recuerdo - bueno, lo mejor era que sus comentarios y la risa de Jeongyeon aliviaba el ambiente.
Momo pudo jurar ver una minúscula sonrisa casi escaparse de la mujer pero esta sólo mandó a llamar al guardia que sacó a Momo de la preparatoria y la mujer suspendió a Jeongyeon.
Dejando a ambas solas, con una recién llegada Jihyo que las miró, no tan preocupada por los golpes en sus rostros, ya que siempre peleaban entre ellas, pero cuando le contaron no dudó en reírse todo el camino hacia el restaurante que concordaron en visitar.
Fin del recuerdo de Momo.
Jordan reía aún cuando Mina y Sana llegaron con Jeongyeon y Nayeon, Momo tuvo que despedirse de él e irse cuestionando en gran parte porque Jeongyeon estaba tan callada.
Ahora sólo era Mina y Nayeon siendo tan cariñosas como siempre, mientras Momo, Sana y Jeongyeon peleaban por cuál helado era mejor.
Oh y spoiler, Momo las amenazó con un golpe y mejor ninguna habló, ya ustedes sabrán por qué.
. . .
Ahí ta lo que pasó.
Momo más preocupada por su abdomen que por su cara es tan... tan no sé, la verdad.
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